
Investigadores utalinos publican en destacada revista científica sobre envejecimiento
15 OCTUBRE 2025.- Estudio descubrió que las personas frágiles residen significativamente más cerca de urgencias, plazas, parques y canchas o estadios, en zonas más densas, lo que sugiere adaptaciones residenciales y patrones espaciales que importan para la geriatría y la salud pública.
Los investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud (FCS), Diego Arauna, Eduardo Fuentes, Iván Palomo, Nacim Molina y Victoria Villalobos, junto a Carlos Mena y Yony Ormazabal de la Facultad de Economía y Negocios (FEN), publicaron en la revista JMIR Aging, el artículo “Urban quality and health in older adults: A cross-sectional geospatial analysis of frailty, nutrition status and biochemical/hematological parameters”.
Consultado al respecto, el investigador postdoctoral, Diego Arauna, explicó que JMIR Aging “es la revista número 1 a nivel global en gerontología, según el ranking Journal Citations Reports (JCR) de Clarivates (WoS). Este ranking es el más importante a nivel mundial y a partir de él nuestra universidad establece las métricas de investigación”.
Al mismo tiempo, dijo, la revista está centrada en “envejecimiento, salud digital y entornos que favorecen la autonomía y bienestar en personas mayores”.
“Para nuestro equipo y para mí como investigador, es una gran alegría y orgullo que la ciencia realizada en la UTalca, específicamente en el Centro de Investigación en Trombosis y Envejecimiento Saludable (CITES) y el Centro de Longevidad VITALIS, alcance este nivel de reconocimiento. Asimismo, publicar allí valida nuestra propuesta metodológica que integra geomática (GIS) con caracterización clínica y biomarcadores para orientar políticas urbanas y geriátricas”, precisó el investigador de la FCS.
Además, “posiciona evidencia generada en Chile en los avances científicos top sobre conversación digital global y cómo diseñar ciudades amigables con el proceso de envejecimiento”, puntualizó.
La investigación publicada, dijo Arauna, “nace de la unión transdisciplinaria entre los investigadores del CITES y los investigadores expertos en geomática Carlos Mena, Yony Ormazábal y Juan Carlos Cantillana. A partir de esta convergencia, nos planteamos la pregunta ¿cómo el entorno urbano se relaciona con la fragilidad y con parámetros clínicos relevantes en mayores de la ciudad de Talca? Nos dimos cuenta que esta área de investigación tenía nulo o escaso desarrollo en nuestro país, lo que nos motivó a ser pioneros”.
“Con esta motivación comenzamos la planificación del estudio, utilizando como base nuestras investigaciones previas de fragilidad en personas mayores… Planeamos seguir avanzando y profundizando en esta línea”, precisó.
Consultado al respecto, indicó que la “estructura urbana de una ciudad condiciona movilidad, participación social, acceso a alimentos y salud y con ello la reserva fisiológica de las personas mayores”.
El estudio realizado por estos investigadores/as utalinos/as descubrió que “las personas frágiles residen significativamente más cerca de urgencias, plazas/parques y canchas/estadios, y en zonas más densas, lo que sugiere adaptaciones residenciales y patrones espaciales que importan para la geriatría y la salud pública. Asimismo, pudimos evidenciar que la calidad urbana posee una relación con la presencia de fragilidad, parámetros de laboratorio de tipo hematológicos y bioquímicos, como también con el estado nutricional de las personas mayores. Sin lugar a dudas, la calidad urbana es un factor clave para el envejecimiento exitoso”.
Sobre las dificultades que provoca un mal diseño urbano, Arauna señaló que aquello “implica mayores barreras para actividad física (áreas verdes) y social (reunión de clubes de personas mayores, asociaciones culturales, y programas de salud), peor acceso efectivo a alimentos saludables (ferias libres y puestos de frutas y verduras) y a servicios de salud (CESFAM, postas, urgencia), lo que finalmente conduce a una mayor vulnerabilidad”.
Asimismo, agregó, “este tipo de contextos urbanos se relaciona con una mayor incidencia de eventos adversos de salud, como caídas y fracturas. En nuestros estudios, la calidad urbana se asocia con el estado nutricional, nivel de densidad poblacional, la prevalencia de fragilidad y a variaciones hematológicas y bioquímicas. Estos factores pueden repercutir directamente en el estado de salud de las personas mayores.
CIUDADES AMIGABLES
Sobre cómo debiera ser una ciudad amable y saludable con las personas mayores, Arauna explicó que el diseño ‘age-friendly’, “indica que debemos crear una proximidad real a servicios de atención primaria de salud y urgencias, ferias y farmacias, veredas continuas y sombreadas, así como cruces peatonales seguros”.
Asimismo, continuó, “se debe garantizar una disponibilidad y mantenimiento de plazas/parques y equipamiento para ejercicio, como también acceso a grupos sociales y comunitarios de personas mayores. También, se debe asegurar una distribución equitativa de estos recursos entre barrios, complementados con apoyos que conviertan la accesibilidad en uso efectivo (transporte, programas para el envejecimiento saludable y asequibilidad alimentaria) es también parte de este tipo de diseño”.
Finalmente, detalló, “nuestros datos y las guías internacionales sugieren priorizar intervenciones en subgrupos vulnerables y en zonas de mayor densidad para reducir el riesgo de fragilidad y traducir infraestructura en beneficios medibles”.