OPINIÓN: Prematuridad en Chile exige equidad, calidad y acción
18 NOVIEMBRE 2025.- Tema atrae la atención de los especialistas ya que la tasa de partos prematuros en el país creció de 5% en 1992, a 7,2% en 2018, indicó el director de la Escuela de Obstetricia UTalca, Felipe Suárez.
Cada 17 de noviembre, el mundo conmemora el Día Mundial de la Prematuridad, una fecha que nos invita a reflexionar sobre uno de los desafíos más sensibles del inicio de la vida: el nacimiento prematuro.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada diez bebés en el mundo nace antes de las 37 semanas de gestación, lo que convierte al parto prematuro en la principal causa de mortalidad neonatal y en una de las mayores causas de discapacidad en la infancia.
En este contexto, las y los profesionales de la salud y especialmente la matronería chilena, desempeñan un rol esencial no solo en el cuidado, sino también en la prevención, el acompañamiento y la defensa del derecho a un comienzo digno y saludable para cada recién nacido.
AVANCES Y BRECHAS PERSISTENTES
En Chile, la prematuridad ha mostrado un aumento sostenido durante las últimas décadas: La tasa de partos prematuros creció de 5% en 1992, a 7,2% en 2018, con un incremento promedio anual de 1,44%.
En 2021, el 9,49% de los nacimientos correspondió a bebés prematuros, y un 1,4% a recién nacidos con menos de 32 semanas de gestación.
Cada año, hay cerca de 19 mil partos prematuros en Chile, con diferencias significativas entre regiones.
Estos datos evidencian avances en supervivencia neonatal, pero también subrayan la necesidad de fortalecer la equidad territorial y la continuidad del cuidado, especialmente en familias con mayor vulnerabilidad social o ruralidad.
EL DERECHO A “COMENZAR BIEN”
La OMS plantea que toda persona tiene derecho a “comenzar bien la vida”, lo que implica acceso equitativo, atención de calidad y acompañamiento humano desde el embarazo hasta los primeros meses de vida.
Este principio interpela directamente a la matronería, profesión que acompaña el ciclo vital reproductivo con un enfoque integral, científico y humanizado.
En Chile, avanzar hacia ese ideal requiere unir esfuerzos entre hospitales, atención primaria, universidades y redes comunitarias, garantizando que nacer antes de tiempo no signifique nacer con desventaja.
DESAFÍOS PARA MATRONAS/ES
Ser agentes activos en la prevención del parto prematuro. El primer desafío es prevenir antes que reparar. Las matronas y matrones deben liderar la detección temprana de factores de riesgo como hipertensión, infecciones, malnutrición o estrés psicosocial y promover controles prenatales oportunos, educación en autocuidado y ambientes saludables para la gestación.
La prevención del parto prematuro no solo mejora los indicadores de salud perinatal, sino que reduce inequidades y fortalece el bienestar familiar. Según la OMS, prevenir la prematuridad es invertir en equidad desde el inicio de la vida.
Garantizar cuidados humanizados y basados en evidencia. El segundo desafío es brindar cuidados de calidad, centrados en la persona y respaldados por evidencia científica. Intervenciones como el contacto piel con piel (método canguro), la lactancia materna exclusiva, la atención centrada en la familia y el soporte térmico adecuado son prácticas recomendadas por la OMS y la OPS por su impacto comprobado en la reducción de mortalidad y morbilidad neonatal.
En este ámbito, la matronería cumple una función clave: acompañar, educar y sostener emocionalmente a la familia, transformando el cuidado del prematuro en un acto profundamente humano.
Acompañar y seguir más allá del alta. El tercer desafío consiste en comprender que el cuidado del prematuro no finaliza al egresar del hospital. Las y los profesionales deben asegurar una continuidad asistencial que incluya seguimiento del desarrollo, apoyo a la lactancia, orientación familiar y derivación oportuna a redes de apoyo.
Esto requiere fortalecer la comunicación entre los distintos niveles de atención y
promover la articulación efectiva entre hospitales, atención primaria y comunidad, donde la matrona o matrón es un eslabón esencial.
Considerando todo lo anterior, el Día Mundial de la Prematuridad es más que una efeméride: es un llamado ético y profesional a renovar nuestro compromiso con la equidad, la calidad y la humanidad en la atención neonatal.
En Chile, los avances en sobrevida deben ir acompañados de un fortalecimiento en la calidad del cuidado, la formación profesional y la continuidad del acompañamiento familiar.
Las matronas y matrones somos custodios del comienzo de la vida. Nuestro rol es asegurar que cada bebé, sin importar su peso o edad gestacional, tenga derecho a vivir bien, desarrollarse plenamente y ser acogido con ternura y justicia.
Felipe Suárez Hidalgo
Director Escuela de Obstetricia y Puericultura
Universidad de Talca
